¿Qué es y cómo se sana un trauma psicológico?

No hay una fórmula universal para ayudar a superar los traumas a todas las personas. En la consulta nos enfocamos en ayudar a los pacientes a que transformen aquella experiencia dolorosa y perturbadora en una resolución adaptativa e integradora de su vida diaria.

¿Qué es un trauma?

Un trauma es la respuesta emocional que generamos a un acontecimiento que desborda nuestros recursos psicológicos. Esto quiere decir que el factor clave para desarrollar un trauma no es necesariamente el suceso que vivimos,sino nuestra capacidad de cómo gestionamos la experiencia.

Este matiz tiene una connotación esperanzadora. De hecho, no todas las personas que sufren un acontecimiento potencialmente traumático acaban generando un trauma, sino sólo aquellas que no cuentan con herramientas adaptativas para abordarlo.

Puede que no tengamos capacidad para controlar lo que puede sucedernos, pero sí cómo vamos a responder a ello. Si al menos no podemos hacerlo en los primeros instantes del suceso, sí que podemos elegir nuestra respuesta de afrontamiento en los momentos posteriores, pasado lo que se denomina “la fase de impacto”.

Trauma Emocional. Psicoterapia Gestalt Barcelona. Ana María Barb Terapeuta

El trauma supone una quiebra de nuestro modelo mental acerca de cómo funciona el mundo:

  • Se rompe el sentimiento de seguridad y confianza que elaboramos desde pequeños y de pronto el mundo se vuelve injusto e inseguro.
  • Se resquebraja la sensación de control sobre nuestra vida, lo que anula la capacidad de retomar nuestro proyecto vital y llevar un estilo de vida normalizado.
  • Nos obliga a asumir pérdidas repentinas de elementos que considerábamos muy importantes en nuestra vida.
  • Instala un malestar intenso a través de recuerdos intrusivos y perturbadores, pesadillas, flashbacks, imágenes desagradables que invaden nuestra atención, dificultades de concentración, elevada activación fisiológica e interferencia con las rutinas básicas de la vida (alimentación, sueño, autonomía personal, etc.)

Todo ello instala en nuestra mente un sentimiento de confusión, de irrealidad, incluso de desidentificación con nosotros mismos, ya que se hace casi imposible entender lo que está sucediendo fuera y dentro de nosotros.

La sensación es de estar viviendo en una burbuja surrealista, donde no tiene sentido el mundo que nos rodea ni cómo nosotros le hacemos frente. Esto desencadena sentimientos de humillación, culpa, vergüenza, indefensión, rabia o desesperanza.

¿Cómo saber si es necesario tratamiento psicológico ante un trauma?

Hay personas que sufren un trauma pero que sus mecanismos psicológicos de afrontamiento les hacen creer que han superado el suceso, afectando su bienestar inconscientemente. Es lo que llamamos mecanismos de defensa.

Algunos de los mecanismos de defensa habituales, que son una muestra clara de la necesidad de tratamiento psicológico, son:

  • Anclarse del pasado. La persona pasa la mayor parte de su actividad psicológica pensando en lo sucedido y es incapaz de organizar su vida en torno a planes y objetivos nuevos.
  • Hacerse preguntas que no tienen respuesta: “¿por qué me pasó a mí?”, “¿por qué tuve que pasar por ahí?”, “¿por qué no me quedé en casa?”
  • Evasión del presente y ausencia de proyectos de futuro.
  • Instalación en el victimismo: hacer del hecho de ser víctima un rasgo identitario.
  • Implicarse en reclamaciones judiciales sin fin, buscando una compensación o resarcimiento indeterminado.
  • Negación a adaptarse y pasar página.
  • Instalarse en el odio o el rencor, fantaseando recurrentemente sobre ideas de venganza.

 

Uno de los riesgos más graves de sufrir un trauma es hacer del rol de víctima una identidad. El trauma irrumpe disruptivamente en el estilo de vida de la persona, desorganizando sus rutinas y hábitos, anulando los roles que hasta ese momento ejercía en la sociedad y creando un paréntesis indeterminado en su vida.

Hay personas que ante la pérdida de roles y proyecto en su vida acuden al victimismo como una nueva fuente de identidad, de organizar su día a día y de visualizar su horizonte motivacional. Es decir, personas que deciden pasar de ser víctimas circunstanciales a ser víctimas crónicas.

Uno de los factores determinantes para superar un trauma consiste en abandonar el “rol de víctima” para adoptar el “rol de afectado”. El rol de afectado te habilita para sentir un malestar asumible, protegiendo tu identidad de cualquier definición que se halle en el evento traumático, dotándote de permiso para rehacer tu vida y pasar página de lo sucedido.

En definitiva, se trata no de borrar lo que ha pasado, sino de que ese suceso deje de ser un foco de tensión y sufrimiento que te resta potencialidad y alternativas.

¿Por dónde empezar tras sufrir un trauma?

La memoria sobre el suceso se encuentra fragmentada, con fotogramas, sensaciones y emociones inconexas, formando un recuerdo en forma de masa indigesta para nuestro cerebro.

De esta forma, cuando el recuerdo traumático irrumpe en nuestra conciencia mediante imágenes, pesadillas o flashbacks, ocasiona una intensa respuesta fisiológica y emocional, muy parecida a la que se vivió en el momento del suceso, produciendo una revictimización de lo sucedido.

Es necesario acudir a un servicio terapéutico adecuado para que haga un acompañamiento profesional. Una vez que hay presencia de sintomatología traumática, hemos perdido la capacidad de hacerle frente de forma autónoma. Así que necesitamos de un guía que nos acompañe en todo el proceso de desensibilización y recuperación.

¿Cómo afrontar el trauma?

El aluvión de reacciones irracionales y desconcertantes que se vive puede llevar a la persona a verse a sí misma como un bicho raro, como alguien anormal o defectuoso. Hay que concienciar en la idea nuclear de que cuando sufrimos un trauma se tienen reacciones normales, entendiendo normales como reacciones que se desencadenan de forma natural por un suceso desproporcionado para la capacidad cotidiana de superar las dificultades.

El objetivo del tratamiento psicológico de la Psicoterapia Integradora del Trauma es ayudar a que la persona reconcilie los recursos cognitivos y emocionales, rebajando la intensidad fisiológica con la que vive el recuerdo y aportando significados que le ayuden a integrar y digerir la experiencia.

La importancia de desarrollar una mirada autocompasiva y amorosa hacia la propia experiencia y reconocer que se necesita mucho coraje y valentía para transformar el dolor en amor a la vida. La persona descubre una inmensa fuerza en su interior al sanar y afrontar el acontecimiento traumático.

Siempre pregunto al paciente: ¿Con qué te quedas de tu historia personal?

No podemos permitir que el pasado eclipse nuestro tiempo actual ni el futuro. La memoria biografía no debe de tensar tus tejidos u obstaculizar tú bienestar y relaciones humanas. El pasado pesado es necesario disolverlo en pos del cuidado corporal y mental.

Crecimiento postraumático

Se denomina crecimiento postraumático al fenómeno que se da cuando una persona que ha sufrido un trauma convierte ese trauma en un foco de superación y en una causa de reafirmación personal.

Hay personas que llegan a realizar un gran autodescubrimiento de capacidades y talentos que desconocían de sí mismas. El trauma, en lugar de absorberlas en un lodo de sufrimiento, se convierte en una catapulta para su proyecto vital.

Encuentran significados, valores y creencias que antes no tenían y de esta forma desatan un poder personal que antes les parecía oculto.

Algunas pautas que pueden ayudar a iniciar ese crecimiento postraumático son:

  • Buscar espacios de desahogo y exteriorizar los sentimientos.
  • Desarrollar un estilo de vida sano y equilibrado (alimentación y sueño).
  • Mantener una vida social activa, estar en contacto con seres queridos y la red de amigos.
  • Mirar al futuro, visualizando un nuevo horizonte, marcando retos motivadores en el calendario.
  • Gestionar las emociones negativas, dirigiéndolas hacia actividades canalizadoras (deporte, arte, música, creatividad).
  • Prestar atención a las fortalezas que se han mostrado, redefiniendo un autoconcepto positivo.
  • Preservar una actitud entusiasta ante la vida.
  • Aceptación de las limitaciones personales, de la vulnerabilidad y de la incertidumbre que rodea al mundo.
  • Fortalecer los valores propios y forjar unos criterios morales sólidos.
  • Potenciar una fuerte determinación por vivir y explorar nuevos caminos.
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