Integrar el dolor del duelo migratorio

La migración es un fenómeno que sacude fuertemente la subjetivad del que emigra. Todo su psiquismo se ve impactado por una decisión que afecta a la persona y a sus seres queridos. Este es conocido por desestabilizar a gran escala la vida de las personas que emigran a otro país, es un complejo proceso de reorganización personal al cambiar todo tu entorno: amigos, familia, idioma, costumbres, nivel social, etc. Surge el proceso que en psicología se llama duelo migratorio.

«Emigrar es desaparecer para después renacer; inmigrar es renacer para no desaparecer”.

Samí Naïr

 

Actualmente las probabilidades de tener que emigrar y que este fenómeno ocurra en nuestras vidas, aumenta exponencialmente por diferentes razones voluntarias como estudiar o trabajar, pero también son muchas las personas que, por condiciones de vida precarias o violentas, se ven forzadas a dejar sus países de origen para poder vivir dignamente.

Sea cual fuere el motivo de la emigración, la persona experimenta en mayor o menor medida un proceso de elaboración de la pérdida de todo aquello que le era conocido y cotidiano. Este proceso, lo identificamos en psicología como duelo migratorio.

Antes de continuar, aclarar que no todas las personas que emigran van a sufrir necesariamente un duelo. De hecho, algunos viven experiencias enriquecedoras y positivas de ello, mejoran su calidad de vida, conocen nuevas culturas y disfrutan sintiéndose ciudadanos del mundo.

¿Cuáles son las peculiaridades del duelo migratorio?

Si este choque es muy duro o no se supera pasados unos meses, es  cuando una persona puede sufrir un proceso de duelo migratorio, con las siguientes características (Achotegui, 2009):

  • Es un duelo parcial y recurrente: el país de origen, que sería el objeto del duelo, no ha desaparecido; está lejos, pero está. Cabe la posibilidad de contactar y regresar, pueden saber de lo que allí ocurre, sentir por los familiares y amigos que allí quedaron. Se reavivan continuamente los vínculos con el país de procedencia, y eso duele. Puede convertirse en un proceso crónico.
  • El regreso del inmigrante es una nueva migración: si se llega a regresar al país de origen, llega una persona muy diferente de la que se marchó,  a un país que también ha cambiado. El inmigrante puede llegar a sentir que ya no pertenece a ningún lugar.
  • Se pueden dar sentimientos contradictorios hacia el país de origen y hacia el país de acogida: respecto al país de origen se puede tener un sentimiento de amor, pero también un sentimiento de rabia, viéndolo como una mala madre que no le dio lo que necesitaba. Respecto al país de acogida se puede sentir cariño por los vínculos que se están estableciendo, pero también rabia por lo difícil que es la adaptación.
  • El duelo migratorio es transgeneracional: si los inmigrantes no llegan a ser ciudadanos de pleno derecho en el país de acogida, este duelo también lo sufrirán los hijos y nietos de los que emigran.

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